Mariana Fabiani - Fabiaba Mariani: ubicate


¿De qué carajo te reís Fabiana Mariani?

Desde hace varias semanas somos testigos de como RSM (entre tantos otros programas de tradición trans/homofóbica) se convirtió en un desfile de lugares comunes y discriminatorios sobre la diversidad sexual, y decidió sin mayor consideración invitar con un guiño cómplice a los crímenes de odio.

Zulma Lobato apareció en los medios de la mano de CrónicaTV, y su presencia se convirtió al instante en catalizador de la transfobia siempre presente en la sociedad y los medios. Pudimos ver cómo la utilizaron y humillaron, aprovechando el encantamiento de cabeza de Medusa de la fama, la falsa promesa de otra vida, de un escape a la casi siempre terrible realidad cotidiana que enfrenta una persona trans que ya no es considerada joven y bella, valores intransigentes a la hora de "respetar" a alguien en la caja morbosa de rayos catódicos.

Causa alarma ver como pierde terreno la corrección política con la diversidad sexual en los medios de comunicación, mientras crece la impunidad autoconsciente para referirse a putos, tortas y travas, de formas irrisorias, despectivas y hasta antiéticas.

Para reforzar esta decadente imagen que imponen sobre gays, lesbianas y trans, reflotan a personajes inescrupulosos, como citas de autoridad, que por un minuto de aparición mediática reproducen los discursos más reaccionarios. Pudimos ver a Roberto Pizza abogando por la pena de muerte, festejando que la policía (enemiga histórica de nuestra comunidad) había matado a una persona que le robó alguna chuchería de mal gusto. También desfiló Guinda Suller soñando con que su “hijo” no le salga desviadito y maricón, y para eso prometió llevarlo a una puta, quizás una mujer tratada. Como frutilla de un postre vencido, reapareció el infame depósito de semen de famosos internacionales, Micho, descargando toda su transfobia sobre Zulma, llevándola al límite de lo que se puede soportar, provocandole un ataque de nervios y una reacción explosiva como respuesta final.

Esta escena fue repetida una y otra vez por la TV que se regodea en la autocita, pero nadie empatizó con la ira de Zulma Lobato, sino que aleccionaron su furia. Sí todos pudieron reír y felicitarse por hacerle creer a una persona desesperada que era alguien para ellxs, para luego divertirse demostrándole que solo era otro saco de arena. Fabiana Mariani con su mirada inocente y con carcajadas llena de dientes, como los tiburones, le arrancó a mordiscos los últimos rastros de humanidad a Zulma.

En RSM fueron subiendo la apuesta, primero titulando las notas sobre Lobato con "Pobre viejo", remarcando con saña lo masculino en un juego perverso entre la supuesta inocencia y la risita contenida, para concluir después de varios informes en un imperdonable "Matar al abuelito", así sin más. Vale preguntarse cómo se llega a ese llamado al crimen de odio contra una persona trans. Si estas humoradas (que por su repetición y difusión no son en absoluto inocuas) son la referencia, no llama la atención que la comunidad trans sea una de las más vulneradas, en esta cultura que se revuelca en la burla despiadada como forma de sociabilidad. No hay reflexión alguna sobre la mirada que crea la televisión respecto a la diversidad sexual, solo encontramos irresponsabilidad y perfidia.

La corrección política respecto a gays, lesbianas y trans, ahora queda demostrado, no tuvo bases demasiado sólidas. Para la mayoría de los medios fue solo una concesión demagógica, una forma de sostener como maquillaje cierta ética que nunca incorporaron. Nunca entendieron que los chistes, repetidos hasta el hartazgo, sobre el maricón, sobre lo que “le cuelga” a una travesti, sobre las lesbianas que no quieren calentar a los tipos, no tienen nada de gracioso y solo refuerzan los discursos que ven en nosotrxs algo que se debe castigar, con la burla, con el desprecio y también con la agresión, que demasiadas veces deviene en la muerte.

Diariamente se invita a la alienación de la sociedad hacia las personas lgtb, y aún más desgraciado, contra sí mismas. Pero luego se espantan cuando algunx de nosotrxs reacciona contra la violencia que se nos impone física y discursivamente. Se tiran de los pelos por nuestra falta de humor. Ponen su mejor tono grave y paternalista para explicarnos que respondemos con demasiada intensidad. Nuestros excesos los desconciertan. Será por eso que no entienden cómo un adolescente gay llega al extremo de matar a su madre y hermano porque no aceptaban su sexualidad, o que tantos jóvenes y adolescentes lgtb se suiciden, o que Zulma Lobato afile las garras contra quien le refregaba con cara de cera lo monstruosa que le parecía.
La lección es siempre para nosotrxs, nos explican nuestro equívoco, cómo no nos pueden valorar si nos falta humor, lo peligrosxs que podemos ser, nos reprenden porque no nos mantenemos dentro del circo de su tolerancia.

Tolerancia, esa desigual relación entre el tolerante y el tolerado, quien en seguida siente cuánto tira la cadena de ahorque cuando el cándido se aburrió de su papel bonachón y necesita entretenerse con lo que cree una desgracia ajena y un motivo para despojar de su humanidad a la otredad.

Entonces, ¿De qué ríe Fabiana Mariani? ¿De la represión salvaje, también incentivada por los medios, contra travestis, trans, gays y lesbianas? ¿Del divertimento que ofrece una persona llevada al límite, porque da la oportunidad de llenar de vacío la TV? ¿O acaso ríe de la invitación al asesinato contra Zulma Lobato, y en esa metáfora, contra todas las personas trans? No hay diferencia entre estxs mensajerxs y lxs vecinxs de Villa Luro, contra lxs que despotricó en su momento la carismática conductora. Quizá la más importante diferencia es que estos programas llegan a millones de personas que compran la "verdad" que afablemente venden, entusiasmadas porque les demuestren que hay personas más patéticas, más marginables, sobre quienes descargar el odio contenido.

Contra esas prácticas, la CHA ha luchado históricamente; vamos a seguir deconstruyendo esos discursos que, como revival de modas ochentosas, vuelven a ser banderas de los medios. Seguiremos denunciando la impiadosa deshumanización y apología del crimen de odio que programas como RSM llevan adelante. Y vamos a seguir causando horror con nuestras reacciones desmedidas y nuestra falta de humor frente a la naturalización de la discriminación como práctica que intenta convertir a nuestra comunidad en paria de la humanidad.

Hoy, somos todxs Zulma Lobato.

(Texto difundido por Luis De Grazia, Coordinador del Área Jóvenes de la CHA)

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