Día del periodista (extravagante oficio)

un día entré en una universidad católica y privada a estudiar ciencia política y relaciones internacionales. la carrera era divina, un programa de estudios fabuloso, para mi gusto, por supuesto.
al año siguiente, me planteé cambiar de carrera, porque ésta me restringía mucho mi ánimo creativo (si es que lo tengo), el impulso por escribir, la literatura... por aquella década del noventa, en la facultad, intentaban convencernos de que la política estaba subordinada a los vaivenes económicos, de manera tal que estudiar una "ciencia" que se pretendiera "política" o que tuviera como objeto al Estado o a la "lucha por el poder", era más bien estudiar por amor al arte. me gustó igual ese año, leí mucho y aprendí mucho también.
sin embargo, al año siguiente, cambié de carrera (recién escribí carreta. y sí, puede ser así también). ingresé en "comunicación social"... un conglomerado de asignaturas relativas a los medios y a las teorías (empezando por la hipodérmica, industrias culturales, funcionalismos, etc, etc, etc) de la comunicación. Todo muy interesante y variado.
Aquel año (1997) había empezado muy triste pero motivador, había sido asesinado el reportero gráfico José Luis Cabezas y en ese año entraban 10000 jóvenes a estudiar carreras que denominaciones más o menos, son eso: Comunicación, Periodismo, Ciencias de la Información, etc. Recuerdo que ese año participé de un seminario que organizaba La Nación, donde tuve la oportunidad de ver (en pleno auge menemista) a periodistas como Lanata, Santo Biasatti, Magdalena criticando y describiendo (o al revés) la tarea del periodista. Es curioso, nunca pensé que conocería a alguno o que trabajaría en los mismos medios. Todo es posible, pienso hoy. En aquella oportunidad, escuché a Magdalena decir que si uno no tiene "pasión por la noticia", si uno no se obliga a leer los diarios todas las mañanas, entonces mejor dedicarse a otra cosa. La escuché años después repetir la misma anécdota: había sido invitada a una escuela de periodismo y cuando preguntó a los alumnos cuáles eran las noticias más importantes del día, ninguno supo responder. Nadie había visto los diarios.
desde aquellas épocas empecé a leer los diarios, a tratar de entender, a preguntar, a escribir. sin embargo, mi carrera universitaria tenía sólo una materia en un año que se llamaba "Periodismo". a secas. otra que se llamaba "Redacción periodística y publicitaria". y así... mi "comunicación social" se dedicaba más a la teoría comunicacional, a prepararte para la investigación o, en el mejor de los casos, para la comunicación institucional, cuando no había carreras de eso, o recién estaban aflorando.
un día, por obra y gracia de la suerte, terminé en un medio grande aprendiendo a ser periodista. y me di cuenta de que mi interés personal era mucho mayor que la preparación periodística que había recibido. aprendí con los mejores y por primera vez me sentí periodista. Eugenia de Chikoff (esa que enseña los modales de protocolo) me dijo una vez: "siga adelante con su extravagante oficio de periodista".
me encantó. extravagante oficio... tal vez sea eso, pensé. un oficio. porque lo extravagante no quita lo responsable.
sin embargo, me dediqué al trabajo, a escribir, a producir radio... la universidad me quitó todas las ilusiones. todavía no me recibí. espero hacerlo pronto, who knows.
es muy dulce el extravagante oficio de informar, tal vez, por eso, me cuesta sentir que sea mi día... me cuesta sentirme acreedor de tan fabuloso oficio... pero no sé hacer otra cosa.

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