Marcha del Sorullo: Reflexiones polares

Este año participé como asistente, por tercera vez consecutiva, de la marcha del orgullo glttbi. Creo tener razones políticas para estar allí: el reclamo de inclusión o reconocimiento de algunos derechos civiles que considero avasallados o acallados, manifestar el repudio a la discriminación, el demostrar con el cuerpo que estamos allí, que existimos y que queremos respeto. Todos esos reclamos, cuando se hacen públicos, toman entidad propia, y constituyen un hecho político.

Defiendo con firmeza la realización y la participación en la marcha. Acá y en cualquier lado. También me indignan quienes invitan a no ir, por supuestas motivaciones de índole personal ("las travestis desnudas no tienen nada que ver", "parece una fiesta", "hay gente que va a hacer lo mismo que en el boliche pero en la calle", "me da vergüenza que piensen que somos todos unas mariquitas"). Me parecen todas muestras de un ego al que le falta un poco de conciencia de grupo y por qué no de visión. Las razones son comparables a las que pondría el caballo, que con la visión limitada, solo podría para caminar hacia adelante, dejando que el jinete lo lleve.

Creo que tenemos fuertes razones para estar ahí. Hay proyectos concretos que merecen toda nuestra aprobación y apoyo, como la ley nacional de unión civil (en Ciudad de Buenos Aires fue aprobada una similar). Aunque nunca pensemos en necesitarla o nunca se nos presente la oportunidad. Esa ley en particular, como otras reglamentaciones (adopción), es un derecho que no será propiedad de nadie cuando se consiga, sino que será para todos los argentinos. Participar sirve para promover el debate.

Estar en esa marcha que muchos tildan de "frívola" es también mostrar que valemos como ciudadanos. Ni más ni menos. Aunque tengamos siliconas en las tetas y barba en las mejillas. No somos menos que nadie y no queremos ser ciudadanos de segunda.

Por más que no les guste a muchos (gays o no), somos un grupo social que constituye una minoría sexual dentro de la sociedad, mayoritariamente heterosexual y machista. Reconocer esto no es "victimizarse", es asumir el lugar desde el que nos toca pelear por lo que queremos. Somos un grupo social (comunidad me suena demasiado afectivo) integrado por personas de una gran diversidad. Somos gays, lesbianas, travestis, transexuales, bisexuales e intersexuales, y todas las variantes habidas y por haber. Tenemos algunas luchas comunes y algunas muy específicas. Las chicas travestis, por el solo hecho de serlo, y desafiar el mandato biológico, asumiendo una identidad femenina, suelen ser echadas de sus hogares, golpeadas, violadas, son casi obligadas a ejercer la prostitución porque se les niega otro tipo de trabajo, son detenidas como delincuentes, encerradas en celdas comunes y nuevamente son golpeadas y humilladas. Pasa todos los días. Suelen no salir a la luz los casos de abuso por parte de la propia policía. Otros casos sí, como el de la travesti asesinada en Olavarría. A la marcha le falta la mención de los nombres de las travestis que murieron en esas tristes condiciones durante el año EN TODO EL PAÍS. Por mi parte, no puedo ni pensar en sentir vergüenza por una travesti que muestra orgullosa sus tetas, cuando la mayor parte de los días debe estar pensando en si llegará sin golpes a su casa.

En la marcha se denuncia el ejerciciode la discriminación, que aunque no seas travesti, existe. La padecen todos los días much@s chic@s. La padecí yo mismo cuando era chico y la sufrí mucho. No todos estamos preparados para afrontarla y no a todos nos hace más fuertes recibir un empujón o una trompada por "puto". Algunos de nosotros, sólo hemos atinado a callar y bajar la cabeza. Y llorar. Muchos que vieron esas injusticias, las permitieron con la indiferencia o el "no te metás". Pasa todos los días en todas las escuelas del país, donde asumirse o simplemente mostrarse diferente es castigado con insultos y agresiones. Incluso de los propios educadores. Pregúntenle a "Naty" de Córdoba. Incluso sin llegar a esa situación. Bien por el que no vivió nunca un episodio así, felicitaciones para él/ella, pero no seamos tan ingenuos como para esperar que todos tengan el carácter suficiente para no poner la otra mejilla. Nadie tiene derecho a agredirte, insultarte o discriminarte por mostrarte, vestirte, hablar, peinarte, maquillarte como quieras. Si alguien lo hace, se convierte automáticamente en un agresor y en un discriminador, y ese hecho te convierte en víctima de sus insultos y agresiones. No pongamos culpas ni neguemos la existencia de las víctimas de estos hechos, porque lo reprobable es la "homofobia" como la llaman ahora, no la homosexualidad. Si ninguneamos a los que sufren, apoyamos a los que agreden/discriminan.

Está claro que la marcha tiene sus propios organizadores, como en todos lados. Y esto puede despertar apoyos y reprobaciones. Alguien la tiene que organizar. Sin embargo, tenemos que reconocer que se invita durante parte del año a participar, como auspiciante, como donante de dinero para los gastos, como participante, como colaborador, etc. Suelen quejarse mucho quienes nunca mueven un dedo. Y como el que nunca se equivoca es el que nunca hace nada, todo parece fácil desde afuera.

Mi parecer es que la marcha del orgullo no es la marcha de los organizadores, (que tienen sus propios aniversarios de fundación) es de todos los que participamos. Por eso pensar en términos de "marcha oficial" o "contramarcha" me parece inútil. Marcha debería haber una sola, que abarque toda nuestra diversidad, incluyendo la diversidad político/ideológica. Plantear una "contramarcha" no me parece que construya nada, para ser claro. La marcha es de todos, repito, no de unos que organizan y de otros que no quieren a los que organizan. Muchos egos me parece. La tarea es tratar de convivir, incluso con aquellos a los que no quiero.

Con respecto a las consignas, es lo mismo. No sé si tiene algo que ver el "NO AL ALCA". Digo, no utilizar esa consigna no implica estar de acuerdo con el ALCA. Yo mismo estoy en contra, el asunto es si es necesario plantearla como parte de las consignas de la marcha del orgullo glttbi. Me van a decir que es una muestra del compromiso de los organismos de derechos humanos que organizaron la marcha. Insisto en que ya conocemos ese compromiso, pero la marcha es también para reclamar los derechos civiles de todos los glttbi que quieren al ALCA, si los hay.

La marcha del orgullo de la capital federal es la más importante en cantidad de gente y repercusión de la Argentina. En ese sentido me parecería importante que contáramos con algo más de participación de las provincias. Si bien algunas organizaciones adhieren, me parece que no basta. Creo que desde Buenos Aires, se debería reclamar participación del interior y abrir las puertas, conseguir que venga al menos un representante, por todos los que no pueden estar. La ley a nivel nacional que se reclama es para todos los argentinos, no sólo para los porteños. Habría que tener la humildad suficiente para ponerlo en claro. No se puede hacer todo y eso lo tengo claro, pero promover que mire hacia adentro, sería muy enriquecedor. Y que "adentro" no sea sólo Rosario, Córdoba o Salta, donde hay grupos muy sólidos. (En este sentido, hablo desde la ignorancia porque no sé fehacientemente que esto no se haga, por ahí no lo vi.)

Por último, la mística de la marcha. El acto está planteado, aunque entre las consignas y el ánimo bolichero se pierda un poco el rumbo. No puede ser que desde un camión sigan con la música cuando en el escenario ya hay gente intentando hablar. Creo que a la marcha le falta mística, y eso significa también recordar a los que ya no están, o a los que no pudieron estar porque están lejos, o porque están en un hospital. Deberíamos marchar por ellos también. Creo que eso tendría más sentido que lo del ALCA. Marchar y bailar por todos aquellos que no pueden hacerlo con nosotros.

Obvio que pienso estar el año que viene.


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