Censura de Año Nuevo


A las 20,05 del viernes 30 de diciembre 2005, cuando acababa de concluir mi último programa del año con un mensaje a los oyentes y una promesa de reencuentro con ellos a partir del lunes 2 de enero, la Directora General de Radio Nacional, Adelina Olga Mona Moncalvillo, interrumpió sus vacaciones para informarme por teléfono que mi programa "Esto Que Pasa" había terminado y ya no retornaría al aire.

Así empieza una dura nota que Pepe Eliaschev escribió detallando los pormenores de la injusta medida que tomó el gobierno de Kirchner en contra de su programa de radio. Su programa, que jamás cambió de nombre, cumplió 20 años en diciembre.

Entre quienes hemos adherido al proyecto del presidente, estas actitudes (y algunas otras) de tinte antidemocrático merecen toda la reprobación y el repudio. A ver si el matrimonio presidencial y su séquito de obsecuentes cree que "el silencio es salud". Eliaschev ha demostrado a lo largo de su carrera que no. Al parecer al gobierno no le gustó.

Antinomia K-Periodismo

Cristina Fernández no fue capaz de dar una sola nota a los medios durante la campaña, en un hecho casi inédito, donde fue imposible saber fuera de un acto proselitista, cuál era el pensamiento de una candidata a senadora, y sin embargo, obtuvo un importante caudal de votos. Casi inexplicable. Tampoco hubo utilización de los recursos tecnológicos, imprescindibles hoy en día para la difusión de un proyecto político y por qué no de país, si es que lo hay. (México se aproxima a una elección legislativa y presidencial, fíjense los sitios de los candidatos, algunos permiten interacción con los potenciales votantes).

El gobierno gasta millones de pesos en publicidad oficial, con la cual algunos medios, como el mismísimo Página12 sobrevive gracias a ella, dada la baja importante en las ventas del matutino. Ese diario en particular está hace tiempo en la encrucijada de compartir algunas "reivindicaciones históricas" y el estilo crítico que siempre lo ha caracterizado. Se suma también la escandalosa partida de Julio Nudler del diario.

Kirchner, cada vez que puede, le "pega" a La Nación, como si la principal amenaza a su proyecto o a las medidas gubernamentales fuera el periodismo. Como si fuera un pecado pagano disentir. Algo impensable en cualquier república. Tal vez, no en un gobierno, que como bien apuntaba el escritor Pacho O´Donnell en entrevista con el Diario Hoy tiene una cierta idea "municipal" del gobierno, como creyendo -erróneamente- que puede controlarlo todo. Claro, Argentina no es Río Gallegos.

La actitud desconfiada y huraña de Kirchner frente al periodismo porteño que no es amigo (o comprado), se ha ido tornando de a poco en un problema institucional, y la censura que sufre hoy Pepe Eliaschev no hace más que presagiar un 2006 más difícil aún en la relación del Gobierno con la el periodismo.
Al sacarme del aire se pretende eliminar una voz libre del debate nacional. Es un paso más en la progresiva y evidente asfixia de la libertad que, amargamente, padece hoy la Argentina. Viví exiliado diez años. Tuve que salir de la Argentina en 1974 durante el gobierno peronista, cuando la Triple A iniciaba con sus exterminios la tarea que asumirían formalmente las Fuerzas Armadas en 1976 cuando se implantó el terror de Estado. Regresé en 1984, con y por la democracia. Hoy me han censurado.

Con esperanza, sin miedo, pero con profunda preocupación por el futuro de la Argentina.
Preocupación que compartimos con Eliaschev.
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Update: Mona Moncalvillo desmintió el relato de Eliaschev, mientras algunos diputados piden la presencia de Alberto Fernández en el Congreso para que dé explicaciones.

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