Policía Federal: atrasada y denunciada

En abril, la policía federal de Capital Federal privó de su libertad y agredió a un centenar de personas que estaban en una fiesta privada gay. (Este blog lo comentó en su momento.)

Si bien las crónicas periodísticas del momento no lo consignaban, era una fiesta organizada por Grupo Los Fiesteros, es decir, una gran fiesta de sexo consentido entre varones, que se realiza habitualmente desde hace 7 años.

El hecho de que hubieran sólo hombres desnudos y con poca ropa, terminó por envalentonar a los policías, que allanaron ilegalmente el lugar y no permitieron la salida de los asistentes a la fiesta. Un atropello, propio de otras épocas.

Hoy, la tapa de Página 12 está dedicada a este hecho y a la denuncia que realizó el fiscal nacional de investigaciones administrativas contra los policías homofóbicos que actuaron esa noche.

Hay quien afirma que primero hay que derogar las excusas para discriminar y hay quien afirma que la policía buscaba la coima que nunca llegó. Mi postura es que el hecho también tiene un tufo a impunidad que da asco. El abuso de autoridad tiene ese sabor, el de la exageración de todos los clichés: "para ser policía tenés que ser bien macho". Eso genera una sobreactuación que se fundamenta en la impunidad, en el "nunca nos va a pasar nada".

Ojalá algo esté cambiando y que les sirva para escarmentar.