EN CASA

desde que llegué me puse a pensar en hablar al respecto del tema gay. al pedo, porque llegué a ilusionarme con decirles todo. incluso escribí un texto para leerles, dada mi imposibilidad de abordar el tema directamente.

esa nochie me puse muy nervioso y finalmente, una hora después, sin haber dicho nada, los nervios todavía me provocaban temblores. UN HORROR.

lo pospuse, no sin sentirme un poco frustrado. bastante.




los días transcurrieron. visité a un amigo que es gerente de una radio. y resulta que hay muchas posibilidades de hacer cosas interesantes. desde producir hasta conducir. y con bastante libertad. desde algo conjunto con gente muy piola hasta algo de música electrónica. sin mucha presión. algo de frivolidad. qué bueno! me dije.

de todas formas, todo eso aumentó la duda generalizada acerca de si volver a "mi casa", con mi hermana, o quedarme "en casa"con mis viejos.

lo que ocurre es que extraño horrores mi casa.

resulta que una nochie salimos con amigos paquis. fuimos a un subsuelo acá! sí. un boliche gay en la patagonia argentina. digamos que me encuentro no en la cordillera sino besando el atlántico. es un subsuelo que solía ser un cabaret, un caburzo, un night club, llámenlo como más les guste. bajamos las escaleras. todo pintado de negro. las paredes negras, algunos muebles negros, todo negro. con las luces oscuras. una barra. y algunas figuras fosforescentes que brillaban con la luz. figuras como del caribe: palmeras y cosas así. inverosímil. bizarro. la entrada? 7 PESOS. un robo a mano armada. (igual acá todo es caro, y la consumición era una latita de birra) no había nadie. algunos pibes, unas lesbianas y sobretodo, travestis. en realidad, no es que hubiera muchos, sino que sobresalen, como en todos lados: la manera desenfadada de vestirse, el glamour, e incluso, a veces, la desfachatez así nomás, sin escrúpulos. entramos como a las 3 de mañana. nos sentamos los 4. charlamos. observamos. había uno de los chicos que iban conmigo que no sabía que yo era gay y principal interesado en conocer ese misterioso lugar... miramos. nada interesante. una mesa de pool. una traba jugando con un pibe. claro, los machotes a los que les gustan las travestis van ahí porque no los ve nadie. se hicieron las 4 de la mañana y no pasaba nada. a las 5 se puso bueno. algo de gente y yo sin conocer a nadie. parecía una especie de bailanta gay. cómo les explico el concepto de bailanta? a ver... sin ofender a los bailanteros gays... es como un boliche con música como cumbia argentina, mezclada con ritmos latinos, sin mucho glamour, como un rejunte de gente de todo extracto socioeconómico, en el que predomina el gusto por esos ritmos. a veces, incluso, exacerbado. yo no voy a mentir. a mí no me jode esa música (la cumbia argentina). me divierto con ella. pero la encuentro cada vez más ajena. incluso prefiero la música caribeña y ritmos como el son cubano, y esa clase de música centroamericana.

bueno, dejando atrás la música, me di cuenta (nos dimos cuenta, con mi amigo metro) de que los putos de acá carecían de onda. es decir, un gay cualquiera que ha ido a bailar alguna vez, puede sentirse descolocado, desubicado, y preguntarse si realmente este es un boliche gay. tanto por la falta de cuidado en la apariencia, como en la falta de glamour, y obviamente la música.

es como si la falta de vocación de trascendencia que encontré en la ciudad, afectara todo. como un virus que se expande, se expande y todo lo toca... y todo lo que toca se duerme. un aletargamiento cómodo, consciente, que linda con la más dura indiferencia hacia todo... "total, este lugar no le importa a nadie... nosotros, los de este lugar, tan alejado de la capital, no le importamos a nadie... así que para que preocuparse por lucir bien... a nadie le importa... por que debería importarme a mí?"

esto fue lo que encontré. una notable ausencia de expectativas. y digo de expectativas porque los diarios rebasan de pedidos de gente para laburar. es decir, podés encontrar un laburo. no es tan difícil como en el resto del país. es como otro mundo. la argentina que merecería ser vivida. un oasis. repito la palabra: inverosímil. pero esta tranquilidad convierte a la gente en pasiva. un pasividad constante, que se asemeja a la chatura. como si faltara algo de hecatombe, un cataclismo para movilizar un poco el espíritu. sí. es como un adormecimiento patológico.

supongo que al principio es sana tanta paz. después de un tiempo enferma... y la comodidad es una enfermedad tan contagiosa... tan dulce... tan fácil de contraer...

ahora lo admito. me niego a contagiarme. a enfermarme con el resto. a sucumbir. a claudicar. i've got to run away. escape. i've to go away from here. i feel so strange, trying to do something different... i cant believe i lived 18 years of my life in this place. cause i dont recognize it. i dont recognize the people. i dont even recognize my bedroom. for the first time in my life i dont wanna come back again. and i know this city was always the same... and i dont wanna change it. i dont feel myself functional to this society. i mean, this particular society. i think that this is not my home.
how says the song? "i dont belong here..." ok. thats enough. i have to go home.




Bueno gente! volví y tengo algunas, no muchas, cosas qie contar!

Gracias por esperarme!

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