El valor de las etiquetas

Me incomodan. Siempre me incomodaron. Habiendo asumido etiquetas propias, me las cuestioné y me las cuestiono. Entiendo que mucha gente se sienta con más tranquilidad con el uso de las etiquetas: gay, lesbiana, bisexual, heterosexual.

Si se trata de querer o de amar, o de disfrutar de nuestros cuerpos, no entiendo mucho el uso de las etiquetas. No entiendo la producción en serie de jaulas en las que tu identidad es gobernada por una etiqueta y si te salís de esa norma, estás obligado a entrar a otra jaula para que te gobierne otra etiqueta.

Me pasa lo mismo con los roles sexuales: versátil, pasivo, activo, activo participativo. Si dos personas se juntan con el objetivo de disfrutarse sin tanta etiqueta, la coerción sexual del rol también pasa a un lugar secundario. ¿Desde cuándo dos pasivos o dos activos no pueden ser pareja y disfrutarse y amarse? ¿Quién escribió eso? ¿Dónde está esa obligación de ser compatible? ¿Quién impuso que hay que adoptar roles compatibles incluso en lo sexual para ser feliz?

Todas las respuestas me remiten a la visión sesgada de la heteronorma impuesta a toda la sociedad, la misma en la que vivimos y crecimos. Esa misma visión que denigra a dos lesbianas porque son mujeres y "les faltó un varón", es la misma visión que no puede entender que dos chicas trans sean pareja, o que un chico trans pueda disfrutar del sexo con chicos cis y es la misma visión que aplicada dentro de la propia comunidad LGBTIQ, se utiliza para autoimponernos compatibilidades basadas en etiquetas con roles sexuales.

La libertad de quererse por lo que somos, más allá de etiquetas y roles, bien gracias. (No soy el dueño de la verdad, puedo estar equivocado, por supuesto)




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