Esta comunidad se autodestruirá en 10 segundos

Discriminación. Racismo. Segregación. Esta nota que leí ayer, "La masculinidad tóxica puede destruir a la comunidad LGBT", alerta sobre un fenómeno que se extiende y normaliza cada día más.

Tan profundas son las implicancias de esas palabras en la comunidad LGTBIQ que parece increíble que en pleno 2018 podamos ver que esas mismas prácticas se llevan a cabo dentro de la misma comunidad.



Es de todos los días y se observa con demasiada frecuencia en los perfiles de las apps de levante gay, como Grindr, donde las palabras son pocas, contundentes, y estamos sometidos a la regulación que da la imagen. Y si no es "masculina", en los términos de la heteronormatividad clásica, sonaste. (No voy a hablar de la parte racista del artículo. Ni de la transfobia. Merecen otros posteos, en algún otro momento.)

¿Qué nos pasó? ¿En qué momento pasamos de pedir aceptación a segregar a los que no son como nosotros suponemos que tienen que ser? ¿En qué momento aceptamos que nos impongan una forma de mostrarnos como válida y despreciar a quienes no comulgan con ello? ¿Cuándo decidimos darle tanta importancia a esa regulación que nos es ajena en lugar de promover nuestra propia libertad? ¿Por qué nos dejamos condicionar por esas ataduras?

Hace un tiempo leía otro artículo que alertaba sobre este fenómeno, "Plumofobia, racismo y discriminación en las apps de ligue gay", y lo curioso es que el planteo es exactamente el mismo. ¿Por qué entre los varones gays cuyo cuerpo coincide con su identidad de género se valora tanto ese ideal de "masculinidad" tan heteronormativo?

Y ojo, no es que es cuestionable la libertad de ser masculino en esos términos. Lo cuestionable es pretender cercenar la libertad de quienes no quieren ser así de masculinos y simplemente no lo son y punto. Lo cuestionable es discriminar, segregar, hostigar, lastimar, mortificar a alguien solo porque no sigue esas reglas horribles. No se puede someter a nuestros chicos con rasgos más femeninos a una Inquisición de masculinidad. No somos eso, y no podemos dejar que nos hagan creer que tenemos que ser de tal o cual manera.

Recuerdo siempre, e incluso tuve un diálogo con un hetero hace poco sobre el tema, que un amigo gay insistía en no ir a la marcha del orgullo porque hay muchas travestis mostrando las tetas. El hetero, muy progresista, con el que hablé me decía: "no es la marcha de las travestis que están en tetas?" El mismo planteo. Mi respuesta, con años de diferencia, fue más o menos la misma. "Eso es lo que eligen mostrarte los medios y eso mismo determinó que nunca fueras a una a ver que la diversidad es lo que se celebra en la marcha, y hay travestis, trans, lesbianas, gays, bisex, osos, leather, y un largo etc." (Un documental interesante se puede ver en Netflix)

Entonces, más allá de los propios prejuicios, también está la tarea de no dejarse convencer por otros sectores que solo alimentan esos prejuicios. No dejar que las ideas que implican censurar la libertad del resto encuentren terreno fértil dentro de nosotros. Es nuestra responsabilidad.

No creo que la comunidad LGTBIQ de autodestruya siempre que aprendamos a ser libres y a respetar la libertad de los demás.








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