ZOMBIE

esto le escribí ayer en un blog que hice para los dos hace un tiempo.

QUÉ LEJOS ESTAMOS...

no?

dónde estabas? dónde estás?

no quiero que desaparezcas de mi vida, eh. te quiero acá. firme. te necesito acá. sí. y si ya llegamos a lastimarnos, y te parece que tocamos el techo o el fondo, entonces yastá. pero no desaparezcamos. no te me escurras, agüita.

seamos seres cercanos, aunque sea, por ese momento mágico en que nos conocimos... ese momento en el que los planetas se alinearon y toda la luz nos envolvió, y todas las estrellas de esa noche, y todo el universo fue nuestro. y mi carruaje, que se estaba por convertir en calabaza. eso queda. y quedamos nosotros. aunque el piso se haya embarrado. aunque la salida esté abierta.

nunca quise jugar con fuego, y me animaste. te hiciste fuego también. y me quemé las manos y el alma. tu calor me arropó todas las noches, y me quemó hasta los huesos. yo. que no quería quemarme. y me dejaste hacerlo. y me bancaste. me aguantaste. me llenaste. me completaste. me convertiste en una laguna llena de peces. yo. que era un charco muerto.

ahora me faltas. se me ausenta la sonrisa. el miedo me invade. la certeza de que algo se quebró. de la peor manera. el cielo se me estrella en las veredas por donde camino. y ando como zombie. ausente. rogando una palabra, un gesto, un golpe. y sueño cosas horribles...

pero no tengo huevos para ir a buscarte. no tengo. y me odio por eso. doy pasos en el aire. no llego a ningún lado porque en ningún lado estás. no sé dónde estoy. y me faltas.

de nada sirve que te diga que te quiero. no me importa. te quiero. aunque creas que pretendo vaciar el mar con un balde.
te quiero.

un beso.

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